jueves, 4 de octubre de 2012

El don de la niñez

Entre todos los ojos del mundo Kaleb tiene los que mejor he podido entender: Pierden el brillo y sé que está triste, si los abre como un paraguas es porque llueve el escepticismo. Los girasoles de sus pupilas bailan cuando está feliz, se tiñen de gris cuando se aburre y se marchitan un poco cuando llora. Kaleb pinta el mundo diferente, porque los niños creen que las cosas pueden ser diferentes. Yo espero que sus ojos no cambien para que sigan siendo de niño, para que nunca crea que las formas y los colores no se pueden o no se deben cambiar.

domingo, 17 de junio de 2012

Docente y estudiante, ¿será que nos causamos la misma decepción?

La educación, tratar de transmitir amor por el conocimiento nunca ha sido fácil, desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos sobrevivido gracias a que nuestra especie ha compartido sus experiencias, estas hacen que los otros puedan ir más allá de esto y construir o llegar a nuevos estadios del conocimiento. Hoy en día, la labor del docente, no solo está desprestigiada, sino que pocas veces se ve retribuida con esa clase de discípulos que uno sueña, con esos estudiantes a los que les calan los conocimientos que tratamos de heredarles y que muestran entusiasmo por lo que se les enseña, aquellos que buscan un poco más y que prefieren entender, antes que pasar con la mejor nota (claro que estos no son excluyentes) a no entender y trabajar y pasar con la mejor nota. Es decir uno sueña un estudiante con la ética suficiente para entender que “robar” una idea, que “copiar” un formato, dejarse el “crédito” por algo que no hizo es pero que perder un curso, sin embargo, en muchos casos, la realidad contrasta con esto. Es triste para un profesor ver cómo los estudiantes solo se preocupan por la nota del curso y no por aprender. Su actitud durante todo un semestre puede ser totalmente indiferente, hasta que ven su promedio, entonces sí, empiezan a cuestionar. En realidad, no sé qué es lo que pasa por la mente de mis estudiantes, pero a mí como profesora me indigna la actitud displicente que tienen hacia lo que leen, parece que nada los toca, ni los motiva, leen sin hacerse una hipótesis, no les importa qué quiso decir el autor (estoy segura qué tampoco les importa lo que dice el profesor) su única preocupación es la nota final. No puedo creer que solo esto los motive, me duele tanto ver como sus únicas inquietudes se relacionan con la evaluación. El otro día, por ejemplo, una estudiante de un taller literario, tenía que hacer la presentación de sus trabajos “creativos”, un ejercicio de reescritura de textos en un discurso que podía ser oral o pictórico, escrito, cibernético, musical, lo que quisieran, lo único que tenían que hacer era dar una nueva propuesta para un texto leído, entonces, mi alumna, descaradamente le robó el formato de presentación a una compañera, (y yo estoy casi segura de que hizo la presentación en clase, mientras los otros exponían, lamentablemente, no lo pude comprobar), pero no conforme con robar el formato y trabajar sobre él (no era un formado prediseñado de los de power point, era un poquito más elaborado) le robó un trabajo (un dibujo) a otro compañero, cuando era un trabajo que debían hacer en clase. Recuerdo que este joven (quien además tiene bastante habilidad) hizo el dibujo solo, pero ella tuvo el descaro de decir que ella había trabajado con su compañero, en fin, toda su exposición me pareció un insulto a mi inteligencia y una falta de respeto a sus compañeros que sí trabajaron, cuando vio la nota que le puse (le asigné la mitad de los puntos obtenidos y fui muy alcahueta y generosa (mea culpa) debí ponerle un cero, no lo hice, porque algunos de sus trabajos estaban mejor, aun así, ella tuvo el descaro de reclamar de esta manera: "Mi exposición no fue peor que la de otros compañeros y sin embargo, tengo la nota más baja". La única investigación que hacen es cuál es la nota de sus compañeros, lo único que les interesa es eso. Este caso me tiene particularmente desmoralizada, no puedo creer que una futura profesional tenga el aplomo de robar el trabajo de otros y además defenderse diciendo: “no fui la peor”, quizás debería conformarme con que ella se da cuenta de que no fue sobresaliente, asumo que ella supone que robar un formato hace que su presentación esté a la altura de la compañera que, tontamente, le regaló su trabajo. Yo ya no sé ni qué sentir, en realidad me parece tan triste que un estudiante universitario haga el mínimo esfuerzo y si no tiene una buena nota tras dar el mínimo, entonces quiera hundir a sus compañeros, es decir, o a todos les va mal o a todos nos va bien, aunque el esfuerzo haya sido diferente por parte de cada uno, era evidente que unos se esforzaron más que otros, pero de acuerdo con ella, la nota tenía que ser la misma. Supongo que esto es válido para algunas empresas, donde unos trabajan más que otros menos, pero todos ganan igual. Supongo que ella espera que el día de mañana en su carrera se le pague solo por asistir a su trabajo, sin que haga más esfuerzo que el de estar ahí (y además, fue la única estudiante que faltó a clases y faltó dos veces). Así que, cuando “trabaje”, asumo que se le pagará por “asistir” a su trabajo, hacer que los otros trabajen por ella (como lo hizo en la universidad) y aún será de las que se quejan porque gana menos que otra “compañera” que posee un título más alto, o que otra que asume mayor responsabilidad, pues su vida estudiantil parece haberle ensañado que no importa cuánto se “esfuerce” si sus compañeras la dejan participar de sus exámenes y trabajos, ella estará tan bien calificada como ellos. Por supuesto que yo le dije todo esto a ella, le dije que subir la nota de su presentación, era irrespetar a aquellos estudiantes que sí trabajaron, sin embargo, dudo mucho que esto le haya servido de algo. Qué lamentable, cómo hacer para que la gente entienda que las cosas se ganan, que las notas se ganan, que los salarios se ganan, que el respeto, también se gana, y en mi opinión, un estudiante así, no lo merece, como estudiante, claro está que en tanto ser humano es otra cosa. No me quiero excluir del problema, claro que también me siento responsable, claro que me he comido los sesos sintiéndome mal porque tal vez no supe cómo motivarla, sin embargo, en este caso en particular, siento que no toda la responsabilidad ha sido mía (creo que ni siquiera una gran parte), además del tema de no saber cómo motivar a esta estudiante, asumo la responsabilidad de no haber creado una estrategia evaluativa que pudiera burlar todo tipo de “ayuda” del grupo y dos, asumo la responsabilidad de no haber creado la conciencia en el grupo de lo que significa fomentar el mutualismo como estudiantes universitarios, lo intenté, pero no lo logré, de lo contrario, ella no habría sobrevivido y tal vez, asumo la responsabilidad por no haber empezado un engorroso trámite administrativo para denunciar a esta estudiante, sin embargo, no sé qué tan efectivo hubiera sido esto. Creo que los mismos estudiantes no deberían dejar que esta clase de parásitos se gradúen, porque seguirán siendo eso, parásitos y creo que es mi deber (y el de todos los profesores) generar esta conciencia en los estudiantes. Desearía mucho equivocarme, pero dudo que este tipo de estudiantes llegue a aumentar el estadio del conocimiento humano, dudo mucho que sean capaces de “formarse”, pues ya están deformados y lo que más me duele es que, aunque no digo que todos tengan un nivel tan bajo como esta joven en particular, sí veo una actitud generalizada, la preocupación no es saber, la preocupación es el promedio. Cuando uno se preocupa por la nota, solo por eso, la calidad pasa a segundo plano: la calidad del profesor, la calidad de la materia, la propia calidad del estudiante, de la Institución, etc. Creo que actualmente ya a nadie le importa el proceso, solo interesa el resultado, de seguir así, la educación formal no tendrá sentido.