jueves, 30 de marzo de 2023

La primera mano que sostuvo la mía

La novela de Maggie O'Farrell (traducida por Concha Cardeñoso) es una obra que narra la historia de dos mujeres que viven la maternidad en dos épocas y contextos diferentes: Lexie, en los 70’s y Elina en la contemporaneidad.

El ovillo que une a las dos mujeres se va desmadejando lentamente y al final, una se convierte en la voz de la otra (las dos madres) para cerrar el relato.

La memoria es fundamental para que el conflicto de la novela desencadene. Elina (la madre contemporánea) tras tener a su primer hijo pierde algunos recuerdos, los irá  recobrando poco a poco. Ted, su compañero, también debe recordar y al hacerlo queda devastado.

El personaje de Ted representa un ideal de paternidad diferente al tradicional, en medio de la crisis personal que vive, no parece poder cumplir con lo que él mismo se había planteado sobre la paternidad, pero el final nos deja con alguna esperanza de que lo logrará.

La narración superpone el mismo espacio entre lo que fue y lo que es y además a quienes estuvieron y quienes están. Este recurso como una especie de collage que solo el lector puede mirar gracias al narrador omnisciente que va acercando las dos historias, me pareció bastante acertado y como lectora, lo disfruté. La que fuera la revista de Innes, donde sin que Ted supiera, su madre aprendió periodismo es ahora un café y él como cualquier otro comensal, no tiene ni idea de la historia que albergan esas paredes.

El Pollock es testigo y sobreviviente de una historia que se quedará ahí entre los lectores y Lexie e Innes, sin que Ted y Elina  lleguen a saber la importancia que tenía este cuadro para Lexie, tampoco queda claro, qué pasó con la casa que ella compró para criar a Ted (la de Ferdinanda es la que ocupan Félix, Margot y Gloria).
 
La maternidad, el amor, la verdad. Una historia que nos permite conocer a Lexie Sinclair, un personaje inspirador que actúa con una intuición y autenticidad envidiables y a sus grandes amores: Innes y Theo (Ted).

sábado, 6 de febrero de 2021

La hija única (Guadalupe Nettel)

      Una novela que habla de la maternidad desde un discurso que casi nunca se admite, hay muchas maternidades y figuras maternas en esta novela, sin embargo, no todas asumen la maternidad con el mismo entusiasmo, al menos muestran la gama de sentimientos encontrados que pueden derivarse de ser madre y como las relaciones de pareja, a veces, no logran salir a flote de esta vorágine de emociones. 
      El libro está escrito en dos partes: la primera nos relata la historia de dos mujeres que se encuentran en el extranjero estudiando para llevar una vida diferente a la que el modelo social (convencional) dicta para ellas, alejadas de la maternidad (principalmente) y quizás, de la vida en pareja. Alina y Laura (la protagonista y narradora) no consideran la vida tradicional como una opción para ellas, son jóvenes con intereses que trascienden lo doméstico.
      Alina regresa a su México natal, pero antes de que se marche, Laura decide leerle el tarot, la tirada la deja muy impresionada: La emperatriz, El colgado, La torre, El seis de espadas y La muerte. Laura se queda muy angustiada por la revelación, sin embargo Alina no se toma muy en serio (en apariencia) el pronóstico de su amiga: “Serás madre y tu vida se convertirá en un claustro”. Alina ríe no muy convencida y Laura intenta disimular su preocupación.
        Laura se da un poco más de tiempo para viajar y explorar el budismo. Tiene una relación estable, pero el rechazo a la maternidad hace que su pareja y ella tomen rumbos distintos, Alina sigue estando presente en su vida, aún cuando han tomado distancia geográfica. Laura decide regresar a México y concluir allá su tesis de doctorado, cuando regresa encuentra a su amiga algo cambiada, pero bueno, han pasado varios años desde la última vez que se vieron, Alina está en una relación estable con Aurelio (de lo que Laura había tenido noticia por correo) y años de terapia la hicieron considerar o reconsiderar la maternidad, al final sospecha que su rechazo provenía más del miedo a repetir los errores de su madre que de una auténtica convicción. Laura por su parte, está más convencida que nunca de no querer ser madre y se liga las trompas, durante su convalecencia se hospeda con Alina y Aurelio y por curiosidad busca la fecha de nacimiento de sus amiga y realiza una carta astral que le permita validar lo que vio en las cartas del tarot y encuentra “El sol en la casa ocho” (página 18. Capítulo 7) indicaba grandes problemas de salud o existenciales a la mitad de su vida, mientras que Saturno en la nueva indicaba un reto inimaginable”. Laura sigue preocupada por lo que vio en el tarot y ahora en la carta astral de su amiga, sin embargo, se promete no volver a querer averiguar nada del futuro de su amiga. Laura encuentra un bonito apartamento donde establecerse y Alina continúa con su vida de embarazada, las citas médicas, los preparativos, la alimentación y restricciones que implican un embarazo deseado. En su apartamento, Laura empieza a trabajar sobre su tesis y a escuchar la agresiva o violenta relación de su vecino, Nicolás (un niño de 8 años) con su madre Doris, aunque Laura no quiere tener hijos y en general, no le gustan los niños algo la empuja a relacionarse con Nicolás y su madre y tratar de ayudarlos. 
        La relación de Laura con su madre parece no tener mayores asperezas, sin embargo, poco a poco, se va desvelando que Laura guarda algunos resentimientos a su mamá y, su madre, se nos va presentando como un personaje más complejo, la madre de Laura empieza a involucrarse con un grupo de feministas y eso le da un nuevo aire a su vida (ya no tiene hijos que criar) y se siente un poco sola, así que en esta nueva hermandad, encuentra un propósito y también un espacio de reflexión sobre su vida y, quién sabe, si la ayude también a relacionarse mejor con su hija. 
        Alina en su séptimo u octavo mes de embarazo recibe la noticia de que su hija tiene un problema cerebral que le impedirá sobrevivir una vez fuera del vientre, el duelo adelantado es sumamente oscuro para Alina y Aurelio, ambos sufren la muerte de su hija (que aún vive, pero no tiene esperanzas). Visitan todo tipo de especialistas para estar preparados, si esto cabe. La niña nace y (contra todo pronóstico) no muere, Alina no sabe qué hacer con su hija, no sabe qué será de ella, finalmente encuentra apoyo en una amiga cuya hija también sufre un tipo de problema cerebral y le recomienda a la doctora Salazar y a Marlene (la niñera perfecta). 
       Las incorporaciones en la vida de Alina e Irene resultan exitosas, la niña empieza a tener avances enormes, la niñera y los padres de Irene están felices y llenos de esperanza. Por otro lado, Laura trabaja en su tesis y en su relación con su vecino Nicolás, Doris está sumida en una depresión tan grave que no lo atiende y Laura se preocupa por el niño, lo último que hace por él es dejarlo en un bus directo a Morelia, allá la hermana de Doris lo espera para cuidarlo.  
    Laura y Doris salen una noche y toman bastante, en ese estado de ebriedad, se encuentran sexualmente, pese a que ninguna de las dos tenga experiencia con relaciones lésbicas, el futuro de su relación es incierto, pero parece que Laura guarda la esperanza de entablar una relación con ella.
        Inés atraviesa una crisis de salud provocada por una convulsión, la niña lucha con todo y sobrevive una vez más, después de ver a su hija al borde de la muerte, Alina lima sus asperezas con Marlene y esta se muda a vivir con la pareja, los tres están dispuestos a disfrutar de Irene y aprender de ella. En una nueva tirada del tarot que Alina se realiza, aparece la carta de La estrella lo que augura un poco de esperanza. El personaje se permite dar una segunda mirada sobre las aspiraciones maternales y recibir a su hija desde el amor para embarcarse, ahora sí, en la aventura de su vida.
                                                                                                                                           Selene Fallas

jueves, 17 de septiembre de 2020

Presentación del libro Variaciones en torno a la trayectoria de una hormiga de Angélica Murillo San José, 2010 d.C.

       Esta noche nos reunimos para acercarnos a un libro de poesía que surge del diálogo con la Historia, la filosofía, el mito; esta noche fuimos citados a las siete de la noche en este Centro Cultural para escuchar la poesía de Angélica Murillo y, aunque las siete de la noche en Costa Rica, muy rara vez significa, las siete de la noche, eso hoy tiene menos importancia que nunca, porque, aunque respeto el tiempo de los otros, tanto como el mío, la obra de la que la vamos a hablar hoy, los poemas que escucharemos hoy, no tienen el menor respeto por el tiempo, por lo que significa una hora o un milenio, todo se diluye en un complejo universo de imágenes que juegan con nosotros, del mismo modo, que un niño arma un ejército con granos de frijoles. Somos sólo piezas para que este juego pueda desarrollarse en la pluma de una autora que hoy nace “oficialmente” para las páginas de la literatura costarricense y que, estoy segura, llegará a ocupar un nombre en las páginas de la literatura universal. 
      El dragón, es un personaje mítico, enemigo por antonomasia de los caballeros medievales, uno de los doce animales privilegiados por Buda y preservado en el horóscopo chino, símbolo de poder y fuerza, además ha sido símbolo de la maldad, del mismísimo demonio, de las fuerzas del infierno, pero El Dragón, más que un ser mitológico es una poeta que presenta hoy un libro titulado Variaciones en torno a la trayectoria de una hormiga. 
      Este es un libro que reinventa el mito desde una perspectiva lúdica, el juego de palabras marca la evolución de todas las civilizaciones y es el sello estilístico de esta obra en particular. La poesía, la palabra es el hilo de Ariadna que conduce al lector por las ciudades y los siglos que se muestran, recién nacidos, en estas páginas. La infancia, la muerte, el sueño, el bosque son escenarios recurrentes en estas páginas. 
      Perderse en estos versos es fácil, las palabras plantean personajes y espacios que se deben ver con ojos nuevos, de lo contrario, serían irreconocibles, los espacios y personajes se decostruyen para generar nuevos espacios y personajes, que toman referentes en el inacabado diálogo entre civilizaciones, acá la propia poesía se define como un tránsito, más bien, como la posibilidad de un tránsito y se presenta con rostros y lenguajes diferentes, el lector debe estar atento, de lo contrario confundirá un verso con una nota al pie de página, o soñará que leía un libro que podía conducirlo al laberinto donde el minotauro tenía cuerpo de toro, pero cabeza de dragón y en vez de escupir fuego retaba, como la esfinge, su intelecto. 
      La autora sorprende al lector, no sólo por su estilo fresco y depurado, sino además por su capacidad de hablar de la Historia desde una perspectiva que va más allá de los hechos y las filosofías. Un hablante que parece haber escuchado los hechos de labios de los dioses que cansados de secretos decidieron compartir el fuego. 
    En estas páginas parece que quien custodiaba el Jardín de las Hespérides, decidió abandonar el silencio y empezó a escribir su versión de la Historia. Algunos poemas ofrecen insólitas relaciones entre el sueño y la poesía, la palabra que es capaz de crear una vida, o el sueño de una vida, la palabra que también puede ser una sentencia de muerte o que puede soñarse como una sentencia de muerte, los labios de la pitonisa van revelando lo secretos del oráculo, el oráculo que nos deja sumidos en la terrible certeza de que somos y seremos siempre atletas que en la arena luchan a muerte por la vida, tan solo para divertir a los dioses. Los atletas luchamos a muerte en la arena, porque no hemos entendido, parece que no lo entenderemos, que podemos ser mejores que eso, que la batalla es siempre gratuita cuando su propósito es justificar una vida sobre otra. 
       La hormiga, insecto adorado por los antiguos tesalios es símbolo del trabajo y la previsión, además en India es símbolo de la pequeñez de lo viviente, pero en este libro parecen ser el símbolo de la insignificancia de la humanidad, de lo poco que abarca la vida de un ser humano, de una civilización entera ante la Historia y la cantidad de siglos y hechos que la conforman. El amor entre hermanos, el deseo por el conocimiento, los ritos que algunas religiones realizan simbólicamente para obtener comunión con su dios se plantean más allá de lo simbólico, se convierten en un hecho más de las civilizaciones conocidas, el cáliz humano que permite, en este caso, acceder al conocimiento ancestral y primigenio, estos ritos que se experimentan para dar un sentido a la propia existencia y un valor sagrado al instinto, al deseo que mueve las acciones 
      Los poemas tienden a ser cosmogónicos y desafiantes, cada espacio y cada era se recrean desde la cotidianidad y el juego, la metáfora de la niña que encuentra un manojo de viejas fotografías y que no puede saber, a ciencia cierta, qué personajes tiene ante sus ojos, parece aplicarse a toda la historia, pues si bien, se pueden generar hipótesis y recrear condiciones, la verdad sobre cómo fueron los antecesores, es siempre vaga, imprecisa, como el recuerdo, incluso, de la propia infancia. Este poemario es una invitación a repensar la vida y las palabras. 
     El libro es un diálogo entre la ciencia y el mito, el silencio y la palabra, la filosofía y la poesía, la historia y el relato, el sueño y la vigilia. Esta es una obra que cautiva y reta al lector desde el principio, un texto donde el tabú deja de ser, esta es una poesía ante la que hay que mantener una actitud lúcida, no es una danza, es más bien una partida de ajedrez ante un adversario que logra siempre el jaque. Lo que pueda decir sobre este libro será siempre insignificante frente a la magnitud de estos poemas que dan cuenta de una autora madura, con un amplio bagaje que se muestra sólida y capaz de dialogar con los poetas universales que han contribuido a la evolución de esta rama de la literatura que ha generado tan célebres y diversos tomos a los que hoy se suma esta producción, que tuve el honor de presentar ante ustedes.

martes, 5 de agosto de 2014

El período tan "especial" del embarazo (llevado por una realista pesimista como yo)

Tengo 35 años y estoy embarazada por primera y, espero, única vez en mi vida. Aunque usted no lo crea no estoy embarazada para demostrarle a nadie lo "mujer" que soy. Respeto tanto a las mujeres que se niegan a cumplir con este mandato social, como a las que deciden ser madres, en cambio, respeto menos a las que no lo piensan y simplemente se embarazan como si se tratara de comer helado, es decir, como si fuera un acto sin menores consecuencias que aumentar unos kilillos, sin embargo, no soy quién para juzgar a nadie y eso lo tengo muy claro.
Respecto al embarazo debo decir que lejos de esa idealización con que muchas mujeres asumen este período, yo debo admitir que no ha sido fácil. No ha sido fácil por muchas razones: implicó un cambio en mi vida y en todas sus dimensiones: emocional, física, profesional, social y familiar.
Lo emocional, ¡vaya!,  estoy sumamente sensible y me siento a veces muy feliz, pero a veces, profundamente triste y preocupada y sola y abandonada, es una mezcla de emociones, por un lado la ansiedad de que todo esté bien con la niña, por otro el temor de que algo salga mal. Por un lado la expectativa de que será una niña que pueda alcanzar su independencia, por otro el temor de que sea una niña con alguna condición que se lo impida. Por un lado el sentirme chineada y protegida por mi pareja, amigos y familia, por otro sentir que me abandonan y que no les importo al menor “descuido”, en fin, no es como suelo ser, pero es lo que estoy sintiendo (a mí tampoco me gusta).
Lo físico va desde los achaques, las náuseas, los mareos, el aumento de peso, el cambio de coloración en los pezones, los pies hinchados, las encías inflamadas y sangrantes, el calor, la presión arterial, en fin, baste decir que extraño ir al médico y que cuando le diga doctor me siento mal no me responda: es normal.
Lo profesional, bueno, ciertamente a mi edad, ya tengo un perfil de lo que profesionalmente me gusta y adónde quiero llegar, sin embargo, ahora tengo el deseo (o no sé si la inventada necesidad) de trabajar más desde casa, buscar y replantearme las posibilidades para poder estar más cerca de mi hija, por lo menos, el primer año (donde espero además poderla amamantar).  
 Lo social, pues ya no es lo mismo, mis amigos fumadores (que son la mayoría) ya me dejan por fuera de sus conversaciones, por razones obvias. Las reuniones, los conciertos, las salidas nocturnas, en mi estado, no hacen gracia y pueden ser hasta contraproducentes. Mi esposo no está embarazado conmigo (eso hubiera sido lo ideal, sin embargo, él decidió que no haría el sacrificio y no lo culpo, si fuera al revés, yo probablemente hubiera actuado igual) así que en una fiesta tengo que ver como se levanta y me deja sola para fumar, por ejemplo. Mis amigos igual me visitan y se los agradezco profundamente, porque salir cada vez me gusta menos, me agito demasiado, camino muy lento, los zapatos me aprietan, etc. En mi casa puedo estar cómoda, con cualquier ropa y con zapatos apropiados, puedo subir los pies, en fin, puedo hacer eso que mi cuerpo necesita por ahora.
En lo familiar, pues obviamente, mi esposo y yo ahora esperamos una hija, hay que reestructurar la casa, ordenar y limpiar, preparar a las gatas, prepararnos nosotros. Hablar con mi madre sobre aspectos de la crianza que quiero que ella respete, es decir, establecer límites con la familia que con todo el amor del mundo y las mejores intenciones pueden hacer o decir algo que es totalmente contrario a lo que nosotros hemos establecido como reglas de oro en la educación de esta niña. Hay que planificar, establecer presupuestos, tener un ahorro, en fin, empezar a funcionar como una familia, hasta ahora mi esposo y yo hemos funcionado “individualmente” cada uno cumple sus obligaciones financieras dentro de la casa y con lo que sobra (si sobra) hace lo que quiera, algo me dice que eso tendrá que cambiar. Habrá que variar la alimentación que tenemos y el habito de comer lo que sea cuando nos dé flojera cocinar. Los fines de semana “son para levantarse tarde y descansar” será cosa del pasado y la vida que mi esposo y yo solíamos tener dará un giro, no sé si será tan “maravilloso” como todos los padres y madres te dicen, pero sí sé que será difícil, sin embargo, hay que enfrentarlo y punto.
No hay día que no me pregunte si valdrá la pena, si seremos capaces, si no acabará esto con nosotros y con nuestra relación, de algo estoy segura, la maternidad se le sigue recargando a la mujer (especialmente porque biológicamente es imposible cambiarlo, al menos, por ahora) y al final, ella es la responsable de lo que pase, ya sea malo o bueno. Yo trataré de involucrar a mi pareja en todo lo que pueda y creo que hay muchas cosas que él asumirá sin que se lo pida y por amor (como ha sido con las gatas) pero una hija, no es una gata y requiere aún más atenciones y cuidados, pero también necesita mayor instrucción y disciplina.
A diferencia de tantas mujeres que me miran hoy día felices y satisfechas (como si yo hiciera esto por la insistencia con que me preguntaban cuándo iba a tener un hijo) la maternidad no estaba en mis planes, ni en mi proyecto de vida. Lo incorporé recientemente porque creo que es cierto que la gente que piensa diferente también debe reproducirse, porque de las cabezas cuadradas ya estamos hartos, porque quiero educar a esta niña para que piense y viva de una manera diferente a lo que imponen las tradiciones, las religiones, etc. Espero que ella sea una persona ética y no religiosa, una persona solidaria y no egoísta, una persona racional y no fanática, eso me bastaría, pero sobre todo, deseo que mi hija sea independiente, segura de sí y capaz de conocerse a sí misma, de valorar  sus cualidades y reconocer sus defectos.
       El embarazo sí que es un período especial, eso es todo lo que puedo concluir. 

jueves, 23 de enero de 2014

Elecciones 2014

Bueno, la verdad en materia de política yo soy bastante idealista, más bien romántica y ante una declaración como la que hace el personaje de Aragorn en El señor de los anillos: 
"Veo en sus ojos el mismo miedo que podría descorazonarme. Pudiera llegar el día en el que el valor de los hombres falle y de que olvidáramos a nuestros compañeros y que rompiéramos la comunidad, pero hoy no es ese día. Pudiera llegar el día en que una manada de lobos reivindicará su victoria sobre unas espadas y escudos rotos, pero hoy no es ese día. ¡Hoy, pelearemos!”
Sería capaz de lanzarme a la pelea, yo que no sé usar armas, ni poseo fuerza física, de seguro moriría a los cinco segundos, pero tan "viva" que ni me daría cuenta. Ya se pueden ir dando una idea de lo idealista que es mi imaginario político, sin embargo, aunque ustedes no lo crean, en mi vida me ha tocado ver dos veces a Costa Rica muy cerca de protagonizar esa película donde los buenos ganan, a pesar de todo el aparato tecnológico, malas artes o poder que tenga el contrincante, dos veces me he sentido tan cerca de protagonizar esos finales épicos y esperanzadores que te hacen salir del cine reconciliada con la humanidad... sin embargo, la primera vez, no sucedió y lloré amargamente junto a mis amigos y familia, lloré de impotencia, de tristeza, de dolor. 
La segunda vez está por suceder, Costa Rica vuelve a tener en sus manos la posibilidad de hacer historia y promover un verdadero cambio a las políticas neoliberales que nos están ahogando poco a poco. Tenemos la oportunidad de parar con la corrupción y el continuismo del PLN que nos traerá el triste destino de México con el PRI (y eso incluirá, necesariamente, al narcotráfico). Podemos decirle a los poderosos que desde siempre han gobernado (independientemente de los títeres que veamos en la silla presidencial o en los ministerios)  que ya NO más, que NO queremos que nos usen más, que vamos a tomar la política en nuestras manos y vamos a llevar a alguien que sí es honesto y que busca un modelo más equitativo y solidario a la silla presidencial
Yo esta vez observo una campaña realizada al peor estilo de Ciudad Gótica y no hay Batman que saque a la luz los trapos sucios, veo que la tónica de estas elecciones es echarle tierra encima a José María Villalta y a su partido, como si todas las desgracias que hoy aquejan al país vinieran de él y como si su juventud, capacidad de trabajo y honestidad fueran la mayor amenaza para este país.  Se le dice mentiroso, cuando en su accionar ha sido uno de los diputados más honestos, sólidos y coherentes que ha tenido Costa Rica, yo me siento orgullosa de un político como Chema, creo que de haber más, este país caminaría maravillosamente, para mí no importa cuál sea el resultado de esta asquerosa campaña que hoy tantos sectores emprenden contra su persona y su partido, Chema ya es un ganador, un joven Quijote que nos ha devuelto la confianza en la juventud y en los ideales políticos que todo aspirante a la presidencia debería tener, yo en Chema veo la nobleza y la coherencia de un José Martí, es al único diputado que he visto caminar por San José, al lado de la gente, marchando por los derechos de todos y todas (como él mismo diría). Recuerdo la vez que incluso fue golpeado por la policía, episodio que hoy sus detractores usan para ensuciarlo y engañar a quienes no lo conocen. 
La única diferencia que veo entre esta campaña donde Costa Rica se polarizó a dos bandos es que muchos de los amigos y hermanos que antes caminaron conmigo en el bando del NO, hoy abandonan la nave, buscando una opción más "neutral". Los respeto y entiendo, pero yo no sé qué pensar de esta "neutralidad", me parece que detrás de este repentino despertar de una tercera fuerza, hay mano negra, es decir, debajo de ese tapete ya se pactaron cosas que nos afectarán a todos y todas en Costa Rica, en esa tercera fuerza se esconde un convenio que permitirá que los empresarios que dirigen y disponen de Costa Rica como si fuera una más de sus empresas lo sigan haciendo, sé que hay gente muy honrada que considera esta salida como la mejor, pero, les digo que a veces hay que salir de la zona de confort y dejar que el cambio fluya, no obstaculizarlo, no cerrarse.
Veo que esta opción hoy se comporta más como un aliado del PLN que como un opositor, me resulta sospechoso como le han dejado el camino libre, eso no pasaría si no se hubiera pactado ya alguna oscura alianza debajo de la mesa.
En fin, me duele la gente que, de manera honesta, está creyendo que hay otro partido que pueda sacar a Costa Rica del lodo, me parecen deplorables los artífices de esta patraña, los que están prestando su rostro a estas sucia manipulación, allá cada uno y su conciencia, espero equivocarme y que esto sea solo una ocurrencia paranoica que no llegue a confirmarse, en caso de que, como ya están vaticinando, esta tercera fuerza llegue a ocupar el poder. 
Villalta fue mi candidato, antes de ser candidato, lo admiro por su integridad y su capacidad de trabajo aún en un ambiente tan hostil y generalmente estéril, como ha sido nuestra Asamblea Legislativa , ayer una amiga me decía "es que como solo es uno se ve más su trabajo, pero los diputados de "tal" bloque han hecho más", yo solo pensé, ¿qué extraña es la percepción?, para mí que sea solo uno, no implica que se vea más, todo lo contrario, podría ser invisible, no hacer nada y alegar, justamente, que está solo, que no tiene "bloque", pero esa es solo mi percepción.  
Yo no le pido a nadie que esté ya convencido por otro partido que cambie su voto, pero quienes estén indecisos POR FAVOR, por Costa Rica, apoyen a VILLALTA, estoy segura que no los defraudará, así como ha sucedido en la asamblea, todos nos veremos beneficiados por su trabajo y su compromiso. 
Esta vez vivamos la película con el final feliz, esta vez hagamos historia, no nos privemos del derecho a pensar. Contrasten a los candidatos, pongan en una balanza hechos, no promesas. Traten de ver sin miedo al candidato que tienen en frente, no se dejen prejuiciar por la campaña del miedo, la otra vez lograron dividirnos y asustarnos, ellos vencieron, esta vez demostremos que aprendimos, que no nos engañan más.  Vamos con esperanza. Vamos COSTA RICA: Valiente y viril

sábado, 7 de diciembre de 2013

Aniversario


Bodas de lino       
de cuatro cuentas, 
de cuatro puntos, 
de cuatro azares. 
Ya caminamos 
de este a oeste, 
bajamos por el sur, 
sin perder el norte. 
Hemos tenido que barrer 
arena de los balcones 
y también hemos sentido          
          la brisa  del mar
en las mejillas expuestas.
Bodas de lino 
de cuatro torres, 
de cuatro mares, 
de cuatro edades. 
Vos y yo  y cuatro
hilos que siguen tejiendo, 
que siguen la marcha 
para coser una vida
y vestirnos de a poco.