Una foto, pero ella, ¿dónde está?
¿Cómo es que su cuerpo se expone al frío, mientras intento dormir? Pienso en su
cuerpo pequeño y cansado y allá tan lejos de la gente que amó, pienso en el
frío y en sus manos que ya no se extenderán para asir mi cabeza o para poner en
mi frente la señal de la cruz, allí depositaba la esperanza de que su dios me
protegiera, donde ella sentía que se extinguía su alcance, su poder de hacerlo,
sin embargo, yo que no conocí un ángel
más fuerte que esas manos, sabía que era su poder el que me cubría, sabía que
era su amor el que alejaba de mi camino aquello que me haría daño. Sus manos:
los ángeles más reales que ningún pintor soñó, que ningún profeta describió y,
sin embargo, yo, atea de otros dioses,
veía en sus manos el consuelo y refugio que ella encontraba en su fe…
Pero sus manos cayeron cansadas, aún el
amor guardó silencio y el frío se clavó en ellas. Vi a esos ángeles
entrelazados, dormidos, crucificados en el silencio. Vaciados de sangre, sin
luz en las pupilas, sin calor para darme. Vi extinguirse el amor y la
protección que me daban ahí, frente a mis ojos, que no parecían entender, ni
aceptar. Ahora sigo pensando en el frío y en la soledad…
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