lunes, 19 de julio de 2010

Fui a ver a Andrés López, pero…

El pasado sábado, con toda la ilusión del mundo, llegué (llegamos) a lo que en la publicidad se anunció como el teatro Kingdom takers (La Uruca) para disfrutar del excelente humorista colombiano Andrés López y su espectáculo “La pelota de letras”.
La primera desilusión que nos llevamos (iba acompañada por mi pareja y dos amigos) fue que el mentado teatro correspondía más bien a una bodega con sillas de plástico numeradas, sin ningún desnivel, es decir, que aunque hubiera tenido campo en la segunda fila del VIP, bastaba con que se sentara una persona más alta que yo (lo cual con mi estatura es más que probable) para que no pudiera ver nada, pero no estaba en VIP, sino en general, lo cual producía que nuestra situación se volviera bastante desafortunada.
Fuimos a reclamar el truco publicitario de anunciar el lugar como teatro, obtuvimos que nos prometieran pasarnos en cuanto iniciara el espectáculo a la zona VIP (cosa que no sucedió) pero, en que en todo caso, ya no nos interesaba…
El espectáculo anunciado para las siete de la noche, dio inicio a las ocho, primero anunciaron el ganador de una rifa, para la cual, a la mitad de los presentes no nos dieron cupón, lo cual molestó a mucha gente, pero el tico es tranquilo, ustedes saben, así que lo único que pasó es que la gente murmuraba desde sus asientos ¿porqué no nos dieron tiquetes?
La gota que derramó el vaso (al menos nuestros vasos) fue que el espectáculo no arrancó con Andrés López, a quien todos los allí presentes pagamos por ver, sino con un tal Jair Cruz, quien sin la menor vergüenza, respeto o consideración expuso su rutina, misma que, para todos los que ya conocemos a Andrés López, nos pareció una mala adaptación de “La pelota de letras” al contexto del tal Jair, ¡qué horror!, como ir a un concierto, no sé, de Sabina y que el telonero interprete todos los éxitos de este cantante, ¡una barbaridad! Lo peor es que él, por lo menos, debió decir que le dedicaba su numerito a Andrés porque fue su inspiración para montar ese espectáculo, sin embargo, no lo hizo, además, la gente (esto sigo sin entenderlo) en vez de indignarse, se reía de la mala copia.
Esto ya nos pareció demasiado y como no quisimos pecar de lo que siempre criticamos, es decir, de la gente que no hace nada cuando le ofrecen un mal servicio, pues consideramos que a uno como consumidor no lo respetan porque uno no se hace oír, uno no muestra la inconformidad que le provoca el servicio brindado, con respecto al ofrecido, uno se deja que le mientan y le roben, le den falsas expectativas y, parafraseando al chavo, “se aprovechan de nuestra nobleza”, entonces, decidimos levantarnos y pedir que nos devolvieran nuestro dinero, pues, igual cuando empezó el espectáculo, (el del imitador) el traslado al VIP nunca llegó.
Mientras nos llevaban a la boletería para devolvernos el dinero, una de las encargadas de la logística le comentó a otra: “es que ellos no están a gusto aquí, y no queremos gente que no este a gusto”, sin embargo, cuando estábamos esperando a que nos devolvieran la plata, volvieron a ofrecernos el traslado, pero estábamos tan molestos por la falsa propaganda que nos prometía un teatro que no lo era (ni en su concepción más rústica o primaria) y como si fuera poco, un show que empezaba una hora después de lo anunciado, con un número que no era el que nos interesaba y que por la imitación tan descarada, más bien nos producía vergüenza ajena, que le contestamos "no gracias, no queremos el traslado, queremos el dinero de vuelta".
Una verdadera lástima que se organice tan mal un espectáculo que cuenta con el protagonismo de un comediante de la talla de Andrés López. No me extraña que él suscite influencias en muchos actores o humoristas, como pasa con todo buen artista, pero una cosa es influenciarse y otra, muy distinta, imitar. Lo que este joven Cruz hizo, me pareció una falta de respeto para el público, pero, sobre todo, para Andrés López.
Yo por mi parte no tuve estómago para continuar ahí, una compañera dice que el show de López fue genial, no lo dudo, pero que a ella también le molestó muchísimo el espectáculo previo y que se lo “aguantó” porque tenía demasiadas ganas de ver "La pelota de letras", sin embargo, me felicitó por haber protestado, pues eso es lo que se debe hacer si queremos que en Costa Rica, alguna vez, el consumidor ocupe el lugar que se merece.

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