Comentario sobre la película
En mi opinión, la producción costarricense que ha estado más cerca de ser una película seria y de nivel, sin embargo, hubo detalles pequeños y, no tanto, que me impiden calificarla con un excelente.
Empecemos por lo que está muy bien logrado: los abuelos. Esta pareja de señores, encarnada por Carlos Luis Zamora y Anabelle Ulloa, sin duda, es el principal aporte que hace la producción al cine costarricense: los diálogos, las salidas de casa escsas y rutinarias, la cotidianidad de una pareja que ha convivido por más de veinte años se logró muy bien, aunque hay, para mí gusto, detalles en la escenografía que opacan esta atmósfera tan bien construida a nivel actoral, por ejemplo, la cama.
La cama de unos abuelos tiene que ser una cama que refleje esa relación tan sólida, una cama de madera, material que en Costa Rica, no es un lujo. La pareja de abuelos tiene un hogar bastante tradicional, sin embargo, es poco verosímil que hayan dormido por más de diez años en una cama (catre) de metal. Además, algunos objetos que decoran la casa, no son los que se ven en la morada de una pareja de abuelitos, por ejemplo, las lámparas de papel, que son un hermoso objeto artesanal que en Costa Rica empezamos a ver en los noventa y, generalmente, en espacios con decoraciones más rústicas (sobre todo en las casas de playa o en hogares citadinos de estilo bohemio). Son detalles mínimos, pero le restan credibilidad a lo que la película pudo haber logrado de manera impecable: la atmósfera de un matrimonio que sobrevivió a más de dos generaciones (hijos y nietos). No obstante hay que admitir que sí se cuidaron en el vestuario, el léxico, las costumbres y la visión de mundo que reflejan estos señores. La costumbre de arreglar un artefacto, en vez de desecharlo y comprar otro nuevo, constituye una gran diferencia entre las generaciones pasadas y las actuales, golpear un artefacto mecánico para hacerlo funcionar, también y esto a los espectadores nos resulta conmovedoramente cómico, pues fuimos testigos de estas conductas características de nuestros padres y abuelos.
En mi opinión, el personaje interpretado por Carol Sanabria, no es tan sólido. Cuando la vi vestida, en la primera escena, pensé que podía ser cajera de un banco o desempeñar un trabajo modesto, luego la vi subir a un auto que no correspondía con ese estatus, entonces, se esclareció a qué se dedicaba el personaje de Delia, ella se desempeña como ejecutiva de bolsa. La imagen no solo a nivel de vestuario, sino de presentación personal en general, no me parece que corresponda a un puesto en donde, la apariencia va de la mano con las oportunidades de ascenso. Una mujer joven que trabaja en un centro de operaciones tan importante, no llega a su oficina con el cabello mojado, por ejemplo, sé que esto sonará como un comentario superficial, pero si estamos hablando de ejecutivas de bolsa, esto es algo que no se puede pasar por alto. Cada día la exigencia de la presentación personal es más alta, incluso en lugares donde, tradicionalmente, esto no ha sido tan importante. Cada día veo menos mujeres que salgan para su trabajo con el cabello sin secar o planchar. El vestuario del personaje no refleja su estatus laboral, esto es un detalle que quizá puede pasar inadvertido para muchos, sin embargo, son los detalles los que hacen la diferencia entre una película buena y una excelente.
El personaje de Delia no es para nada sólido, por un lado, parece ser la jovencita de hierro que no muestra emociones, que toma decisiones sin consultar con sus superiores, pero, por otro lado, se derrumba completamente con la muerte de su abuela. Es poco creíble que alguien que muestra las agallas y la sed de poder que ella, al principio de la película, no mantenga su coraza y entereza para terminar lo que empezó, después de eso, se daría la oportunidad de derrumbarse. Ella parece la clase de persona que está sacrificándolo todo para lograr un estatus económico y social mayor: no tiene amigos, ni pareja. Ella sólo tiene el trabajo, después a sus abuelos a sus abuelos, con los que comparte poco, sin duda, el que ella se distraiga en la cena y dé una mala impresión a su jefe y al cliente, no es verosímil, porque su ambición la hubiera hecho canalizar el dolor en su trabajo, esto si se hubiera tratado de un personaje sólido, pero este personaje no fue coherente, en mi opinión, le faltó mucho.
Tampoco es verosímil que la despidan a ella por faltar dos días al trabajo (pudo haber sacado vacaciones, si es que no permiso) cuando mantienen ahí a un muchacho inútil que lo único que hacer es sudar a chorros, me parece que este personaje, aunque no está mal actuado, es totalmente innecesario, una apuesta por la comedia que fracasó.
Hay dos cosas más que pienso nos quedaron debiendo a los espectadores: una toma donde se pudiera tener certeza de que las cenizas fueron arrojadas (conflicto que causó el desenlace tan desfavorable para el personaje de Delia) pues, tenemos que suponer que Gabriel se armó de valor y llevó a cabo esta acto que tanto esfuerzo emocional le demandaba. Además, el correo electrónico que Delia le escribe a su abuelo, no supimos si él lo abrió, no me interesaba saber lo que decía, pero sí hubiera sido grato para quienes sentimos que se le daba demasiada importancia a este asunto (algunos nos resistíamos a pensar que se tratara de un recurso puramente cómico) ver al menos la cara del abuelo mientras lo leía, si es que lo leyó. No es que piense que la película tenga que resolverlo todo para el espectador, pero ceo que si estos elementos no se van a cerrar, terminan siendo un poco gratuitos.
En fin, considero que la película constituye un salto cualitativo para el cine costarricense y me parece importante que apoyemos este tipo de iniciativas, la esperanza es que el costarricense vaya convirtiéndose en un cine de calidad internacional, como lo es el argentino, el mexicano, el cubano o el chileno, pero esto implica que el espectador costarricense, también se vuelva exigente con las producciones nacionales.
Selene Fallas.
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